SOBRE MÍ

ARTISTA / NARRADORA ORAL

MI HISTORIA

Gabriela Triviños. Lima – Perú. 1992
Hace 10 años, al nacer mi primer hijo, reconecté con mis instintos, mis raíces, conmigo. El lado artístico durmiendo dentro de uno tuvo oportunidad de salir. Desde ahí los libros y cuentos me acompañaron por el camino de la maternidad, no encontraba mejor manera de explicar el sentir, el pensar, el porqué, la risa y lo absurdo si no era a través de las historias.
Pasaron 8 años y todo avanzó de manera natural, dando rienda suelta a la imaginación, la interpretación y el ingenio para mantener la atención de, para ese entonces, mi único público, mi familia. Justamente fue mi suegra, Ana Farfán, que, al escucharme narrar por tanto tiempo, me animó a formar parte del elenco de “LAS LOBAS” (2019) un evento de narración oral dirigido por Elena Vindel; mis ganas de no dilatar más esa enriquecedora experiencia hicieron que termine aceptando, con muchos… demasiados nervios, pero decidida a dar lo mejor.

Fue en “La Casona de Rick” el primer lugar donde compartí palabra con un público que no conocía; el cuento que me acompaño esa noche llegó a mis manos gracias a Ricardo Pflucker – “El Tata”, mi querido suegro, él me conocía lo suficiente para ofrecerme narrar “La Niña Mala” de Monserrat Ordoñez, un cuento que según yo me caía a pelo. Y mientras empezaba mi presentación sentí como los oyentes iban conmigo al mundo que el cuento estaba creando, sentí como íbamos conectando. Un inexplicable pero hermoso sentimiento me llenó esa noche y decidí seguir por este bello sendero.
Entusiasmada por conocer más, al día siguiente del evento, inicié en el taller de narración nivel 1 que dictaba Jorge Flores Johanson, ahí conocí bellas personas mientras veía como todo iba tomando forma así que seguí con el nivel 2, al finalizar no podía esperar para poner en práctica todo lo aprendido, pero luego de casi cuatro meses solo hubo pocas oportunidades para hacerlo, nuevamente quedó aletargado mi avance por ejercer mi carrera como narradora oral. Hasta que en Febrero del 2020 recibí un llamado para ser parte de un colectivo, dirigido por la misma persona con la que llevé los talleres, pasó de ser mi profesor a ser mi director y luego a ser un gran amigo a quien estimo demasiado, a quien agradezco por confiar y abrirme las puertas de su hogar llamado “Narrarte”. Fue entonces cuando entendí que lo que hizo falta no fue oportunidades, porque a fin de cuentas uno mismo puede crearlas, sino amigos para andar y formar el camino en un grupo con los mismos objetivos.

“Lo más hermoso del trabajo en equipo es que siempre tienes a otros de tu lado” (Margaret Carty) <<
Luego llegó pandemia, fue momento de reinventarse y adaptarse, desde entonces acompaño a las personas por medio de videos, compartiendo cuentos por redes sociales y en reuniones virtuales, esperando encender una luz en cada alma, amenizar el día a día y poder ser un respiro o reflexión en sus vidas. Durante este tiempo viajé virtualmente a diferentes festivales internacionales de narración, ampliando mi visión y llegada, haciendo que quiera ser parte cada vez más.
Mi identidad narradora sigue en construcción, aunque estoy esperando nunca terminar de construirla ya que hay demasiado por aprender. Y colorín colorado este cuento tiene para rato…